Nuestra sociedad estigmatiza a los jóvenes y los discrimina.
Pocas veces reparamos en la exclusión institucionalizada, histórica y sistemática,
de la que son víctimas y de la que somos responsables: el sistema educativo,
el sistema laboral, el sistema de salud.
Sin educación, empleo ni salud, los jóvenes tienen pocas opciones:
la delincuencia, las adicciones, el suicidio o la migración.
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